lunes, julio 24, 2006

La caspa del diablo

-¿Como te sientes?
- Duro huevón, super duro. Dispárenme no más, acá les detengo sus balas.

En una suerte de flash-back retrocedo hasta las escenas de Cara Cortada, en donde Al Pacino se trenza a balazos con sus enemigos. Tony Montana –así se llamaba el personaje- embutía la cara en una fuente llena de cocaína y luego de una apoteósica inspiración, salía con dos metralletas a repeler una lluvia de balas.

Siendo así como un personaje cinematográfico grafica el poder que otorga, éste no está separado de la realidad del vulgo cotidiano. Por donde quiera que me desplace está ahí el consumidor y el material para ser inhalado, pero me asalta una duda muy espesa: ¿Dónde están los mejores productos de éste mercado que atraviesa toda la gama de consumidores?

En las situaciones que me ha tocado estar cerca y estrecharle la mano a "la caspa del diablo", siempre ha sido como una invitación a un estrecho y recto camino. Un mundo de una sola línea, que espera obtener el máximo beneficio de algo; estando por sobre todas las demás instancias de consumo.

El poder que está radicado en ésta sustancia, al parecer, viaja por una metáfora que le entrega más poder del que realmente tiene. Si las circunstancias de consumo indican un ambiente mejorado, limpio y atractivo éste gana por si solo un valor de incalculable precio, ya que los elementos evocativos se han instalado con antelación al proceso mecánico de inhalación de la droga.

Pero todo esto va más allá del poder de ésta sustancia y de la dependencia que genera. Si el producto está en el mercado –informal obviamente- éste debe tener diferentes calidades. Tanto los estratos altos como los bajos siempre buscaran saciar su consumismo, pero las capacidades monetarias hacen oscilar la calidad. Deteniéndome abruptamente en éste punto, ya que quiero enmarcar que la metáfora y la evocación, más la sensación, tienen muchos elementos de similitud que se manifiestan en los consumidores.

Elementos tales como los pragmáticos, hedónicos y éticos se entremezclan para darle una connotación de mayor estatus al vínculo con “la caspa de diablo”. Los sentidos se agudizan y el torrente de flujo cognitivo se exacerba en circulación; los objetivos son claros, puntuales e irrenunciables. No hay olor ni mal gusto, alejándose en extremo de las prácticas del chaman y el hippie. Se antepone una acción de certeza frente a lo que se está consumiendo y el poder económico que se ostenta, por involucrarse con tal producto, queda sentenciado.

De todo un poco con “la caspa del diablo”, pero de una cosa si estamos claros: Mientras menos exigente sea el consumidor (incauto, crédulo, temeroso, flexible, afortunado, talentoso y vulgar) el producto puede ser más “pateado”; ni cerca de lo que Tony Motana se metía por la nariz.


Atte.
HSQO

martes, julio 11, 2006

Hay una muy buena y es plástica

Nada ni nadie lo puede entender,
ya que los drogados solo la van a defender.
Están tan creidos en que pueden tener
todo lo que ofrece su infinito poder.
Son hustes que se aprecian de un gran saber,
y liquidan todo cuando sucumben al placer.
Este es el cunsumo de las masas dominadas
por un plástico que las hace obedecer,
ya que drogados los tiene a su merced.
 
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